jueves, 27 de noviembre de 2014

Reflexión del día: Con Ferran Ramon-Cortés


Palabras que dejan cicatrices - por Natalia Trenchi

La mayor parte de las madres y de los padres cometemos errores en la crianza de nuestros hijos por cualquier motivo menos por el deseo de dañarlos. Eso es lo que menos queremos. Sin embargo, muchas veces sin darnos cuenta, les decimos o hacemos cosas que terminan dejando tantas cicatrices como los golpes.

Pegar es horrible. Lo es desde el punto de vista moral, emocional y humano. Ni siquiera es un método efectivo porque es carísimo el precio que se paga por un aparentemente buen resultado muy efímero: el precio son pésimas consecuencias de larga duración, siempre.

Pero la cachetada, el tirón de pelo o las palmadas no son la única manera de dañar emocionalmente a los niños. Uno puede agredirlos también con el gesto y la palabra y también dejarles consecuencias malas para siempre.

El maltrato verbal está mucho más extendido de lo que sospechamos. No sale en los diarios ni en los noticieros porque ocurre en la cotidiana, dentro de las supuestamente protectoras paredes del hogar y del aula, casi, casi, sin que nos demos cuenta o lo registremos como algo malo. No son solo los “malos padres” o “malos docentes” quienes lo aplican: todos nos hemos visto tentados a hacerlo o lo hacemos, la mayor parte de las veces, sin pensar que estamos haciendo algo tan malo. Y lo es, porque al decir lo que decimos sumimos a los niños en el miedo, la inseguridad y el desamparo y dejamos consecuencias perdurables en su cerebro.

MTeicher, de Harvard Medical School, demostró en una investigación reciente, que aquellos individuos que habían sido víctimas de maltrato verbal en sus años escolares mostraban un sub desarrollo en las fibras que conectan ambos hemisferios (cuerpo calloso). Estudiados desde el punto de vista clínico, ese mismo grupo sufría considerablemente más que el promedio de: ansiedad, depresión, comportamientos agresivos y abuso de drogas.

Definitivamente , no queremos eso para nuestros niños, ¿verdad? Por eso es que tenemos que estar atentos, una vez más, para no responder con lo primero que se nos viene a la boca. Hay muchos tipos de maltrato verbal. Estos son algunos:

? Etiquetarlos negativamente: “Sos un haragán” ,“Sos un desastre” ,“No tenés personalidad”,  “Mentiroso!”, “¿Cómo podés ser tan malo?”, “Otra vez tú??”. Son sólo algunos de los infinitos ejemplos de etiquetas negativas que algunos niños escuchan día tras día durante los años en que están construyendo la imagen de sí mismos, su autoestima y su proyección al futuro. Estén atentos: cuando tengan que señalar algo que se hizo mal, refiéranse a lo que el niño hizo y no a lo que es.

? Amenazarlos con el abandono: “Un día me voy a cansar, me voy a ir y no me ven más” o “Si tu padre se va y no vuelve, es por ustedes!". El amor y el cuidado y la protección de los padres debe ser incondicional y así lo tenemos que trasmitir. Podemos enojarnos, puede no gustarnos lo que se hizo pero eso no amenaza la seguridad del niño. Hay maneras efectivas y saludables de enseñar a cumplir las reglas.

? Hacerlos sentir responsables de nuestra salud: “¿Tu querés que me de un infarto,no? ¿Eso es lo que estás buscando?". "¡Me vas a hacer enfermar!". La culpa nunca es un buen camino para llegar a ningún lado. Jamás carguen la mochila de sus hijos con estos pesos. Repito: utilicen las maneras efectivas y saludables de enseñar a cumplir las reglas.

? Asignarles malas intenciones: “¡Otra vez dejaste la toalla húmeda sobre la cama! ¿Porqué nos haces esto? No valorás el trabajo de tus padres y estropeas lo que compramos con tanto sacrificio”. ¿Porqué tenemos esa mala costumbre de sentir que los hijos nos hacen las cosas para molestarnos? Ellos cometen los errores que cometen porque son niños, porque sus cerebros están inmaduros y eso les impide actuar con el criterio y el orden de los adultos. Si tenemos hijos, más nos vale estar prontos a esperar muchas imperfecciones e inconvenientes porque eso es lo normal. Enséñenles a superarse pero sin sentirse agredidos personalmente por sus comportamientos normalmente inmaduros.

• Compararlos: “¿Porqué no aprendés de xxx que es superordenado y prolijo?”  “Cuando yo tenía tu edad ya me hacía cargo de toda la casa". Puede que sea cierto lo que decimos pero es igualmente abusivo e inútil. Cada uno es cada uno, con su realidad y circunstancia. Cada uno tiene que encontrar su propio camino, superándose a uno mismo en el proceso. Cuando se compara a un niño con un modelo, cuando se lo quiere meter en un molde prefabricado, no se le está respetando su derecho a ser él mismo, único e irrepetible.
• El sarcasmo: “Aaah! Muy lindo de tu parte, la verdad que no esperaba menos de ti”. El sarcasmo es una agresión disfrazada de humor pero agresión al fin y como tal genera resentimiento, humillación, dolor. No es un buen ingrediente en el vínculo íntimo ni conduce a cambios saludables.  

Algunas veces, después que agredimos verbalmente, nos damos cuenta que estuvimos mal, que nos dejamos llevar por el impulso y el reflejo condicionado y nos arrepentimos. Vale el arrepentimiento sincero y vale el pedido franco de disculpas siempre y cuando nos dispongamos a no seguir repitiendo el mismo error. Busquen entre sus recursos personales la manera de no caer en estos abusos verbales de poder y si no encuentran la manera, busquen ayuda. No es tan difícil y las consecuencias son gigantescas.

(Extraído de: www.mujermujer.com.uy)

martes, 25 de noviembre de 2014

Reflexión del día: Con Mario Alonso Puig


Analizando mi autoestima - con el Dr. Walter Dresel





Ben Carson - Biografía

Ben Carson
Benjamin Carson









Alma máter Universidad Yale, Universidad de Míchigan
Ocupación Neurocirugía pediátrica, psicólogo, escritor, filántropo
Creencias religiosas adventista
Cónyuge Lacena Rustin
Hijos Murray, Benjamin, Rhoeyce
Padres Sonya Carson
Robert Solomon Carson
Premios Medalla Presidencial de la Libertad

Sitio web
Benjamín Carson

Benjamin Solomon Carson (nació un 18 de septiembre de 1951 en Detroit, Míchigan, Estados Unidos) es un médiconeurocirujano, psicólogo, escritor y filántropo adventista del séptimo día nacido en Estados Unidos. Es el actual Director del Departamento de Neurocirugía Pediátrica del Hospital Johns Hopkins. Fue galardonado con la Medalla Presidencial de la Libertad en 2008.

Biografía.

Benjamin Solomon Carson, nació en Detroit, Míchigan. Su madre, Sonya Carson, abandonó la escuela en tercer grado. Cuando ella tenía sólo trece años se casó con Robert Solomon Carson, un ministro bautista procedente de Tennessee. Los padres de Ben se divorciaron cuando él tenía ocho años y la señora Carson asumió la responsabilidad de sostener a Benjamin y su hermano mayor, Curtis. Ella trabajó en dos (a veces tres) puestos de trabajo a la vez para poder mantener a sus hijos.
Educación.

Carson manifestó tempranamente dificultades en su educación primaria, llegando a ser el peor alumno de su clase, convirtiéndose en sujeto de insultos por parte de sus compañeros y desarrollando, posteriormente, un temperamento agresivo e incontrolable. Decidida a cambiar la vida de su hijo, la Sra. Carson limitó el tiempo que Ben pasaba frente a la televisión y se negó a dejarlo salir a jugar hasta que hubiese terminado su tarea cada día. Le exigió leer dos libros cada semana y darle informes escritos sobre ellos, a pesar de que, debido a su propia falta de educación, apenas podía leer los informes que Ben escribía. Pronto Ben sorprendió a sus compañeros y profesores con sus nuevos conocimientos. "Fue en ese momento que me di cuenta que no era estúpido", recordó más tarde. Un año más tarde, Ben Carson era el mejor alumno de su clase.

Después de determinar que quería ser un psiquiatra, Carson se graduó con honores de la escuela secundaria y asistió a la Universidad de Yale, donde obtuvo una licenciatura en Psicología. A continuación, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, donde su interés se desplazó hacia la neurocirugía. Su excelente coordinación mano-ojo y sus habilidades de razonamiento lo convirtieron en un sobresaliente cirujano.1 
Después de la escuela de medicina se convirtió en el primer afroamericano residente de neurocirugía en el Hospital Johns Hopkins en Baltimore. A la edad de 32 años, se convirtió en jefe de residentes de neurocirugía del hospital.

Carrera.


Ben Carson.

En 1983, Carson fue invitado junto a su esposa a Perth, Australia, donde se convirtió en Jefe Residente de Neurocirugía del Sir Charles Gairdner Hospital, uno de los principales centros de cirugía cerebral del país oceánico. Carson obtuvo gran experiencia en poco tiempo debido a la escasez de especialistas de su clase.
En 1984, Carson regresó a Estados Unidos, y al Hospital Johns Hopkins, donde a los treinta y tres años fue nombrado Director del Departamento de Neurocirugía Pediátrica, siendo el médico más joven en ocupar la posición que aún desempeña actualmente. Ben Carson llegó a ser conocido por acceder a tratar casos desesperados o de alto riesgo y por combinar sus propias habilidades quirúrgicas y el conocimiento del funcionamiento del cerebro, con innovadoras tecnologías.  Entre ellas se cuentan el primer procedimiento intra-uterino para aliviar la presión sobre el cerebro en una hidrocefalia fetal,1convirtiéndose en el primer médico en operar a un feto dentro del útero. 

Además, Carson realizó en 1985 un peligroso procedimiento quirúrgico, lahemisferectomía, que consiste en extraer la mitad del cerebro. Desde entonces, la operación ha ayudado a muchos pacientes llevar una vida sana y normal.  A finales de los años 1980, Carson se hizo conocido como un experto en uno de los tipos de cirugía más difíciles: la separación de gemelos siameses.

Anualmente, Ben Carson realiza alrededor de cuatrocientas intervenciones quirúrgicas, la mayoría de ellas de alto riesgo. Las siguientes son algunas de las más destacadas de su carrera:

En septiembre de 1987, Carson hizo historia siendo el cirujano principal del equipo de setenta personas que realizó exitosamente, tras 22 horas, el complejo procedimiento de separar a los gemelos siameses alemanes Patrick y Benjamin Binder, de siete meses de edad, que estaban unidos por la parte posterior de la cabeza. Las operaciones de este tipo siempre habían fracasado, resultando en la muerte de uno o ambos bebés. Sin embargo, los hermanos Binder sobrevivieron y ahora tienen vidas completamente indepedientes.

En 1997, Carson y su equipo fueron a Sudáfrica para separar a los bebés varones zambios Luka y José Banda. Ambos niños sobrevivieron, y ninguno sufrió daño cerebral. Los hermanos Banda fueron el primer conjunto de gemelos unidos por la parte superior de la cabeza separados quirúrgicamente con éxito en la historia. La operación duró 28 horas.

El 2003, Carson fue un miembro del equipo quirúrgico que trabajó para separar las hermanas siameses iraníes Ladan y Laleh Bijani, de 29 años. Debido a severas pérdidas de sangre, ambas fallecieron durante la cirugía. Este fue el primer intento de separación de siameses adultos craneópago (unidos por la cabeza) en la historia.

Vida Personal

Ben Carson contrajo matrimonio con Lacena "Candy" Rustin, a quien conoció en Yale en 1975. Candy posee un grado MBA y es una experta en música. Ambos son miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Tienen tres hijos: Murray, Benjamin Jr., y Rhoeyce.

En junio de 2002 se le detectó una forma agresiva de cáncer de próstata, pero afortunadamente fue descubierto y extraído a tiempo. Sin embargo, debido a su encuentro con la muerte, Carson realizó algunos cambios en su estilo de vida, consagrando más tiempo a su familia y disminuyendo su cantidad de pacientes aunque todavía opera a más de tres centenares de niños al año.

Fondos de Estudios Carson

En 1994, Ben y su esposa establecieron el Fondo de Estudios Carson. La idea nació al observar que los colegios reconocían enérgicamente a sus deportistas pero los logros académicos pasaban a menudo desapercibidos. Carson quiso animar a los estudiantes a explorar los campos de la ciencia y la tecnología. Actualmente, el Fondo de Estudios Carson mantiene dos programas:

Las Becas Carson premian a estudiantes de escasos recursos que manifiesten altos niveles de excelencia académica y se destaquen en el servicio a su comunidad con becas de US$1000 en la universidad.
El Proyecto de Lectura Carson fue establecido el 2000 y tiene como objetivo incentivar la lectura a través de la creación de acogedoras Salas de Lectura en las escuelas.

Premios y honores

Carson ha recibido numerosos honores y premios lo largo de los años, incluyendo más de 50 doctorados honoris causa. Ha sido miembro de prestigiosas organizaciones, entre ellas la American Academy of Achievement, la Asociación de Americanos Distinguidos Horacio Alger, la Sociedad Médica Honorífica Alpha Omega Alpha, la Corporación Yale, la Sociedad de Transformadores del Mundo IWU y el Consejo Presidencial sobre Bioética.

El 2001, el Dr. Carson fue nombrado por la CNN y la TIME Magazine como uno de los 20 principales médicos y científicos de Estados Unidos. Ese mismo año, fue seleccionado por la Biblioteca del Congreso, en ocasión de su 200º aniversario, como uno de las 89 «Leyendas Vivientes» de la nación. También es receptor de la Medalla Spingarn 2006, el más alto honor otorgado por la Asociación Nacional por el Progreso de la Gente de Color (NAACP), y de la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil en el país en el año de 2008.

Publicaciones.

Los libros de Ben Carson se han convertido en bestsellers, siendo traducidos a múltiples idiomas. Estos incorporan la historia de su vida y su filosofía del éxito, que incorpora el trabajo duro y la fe en Dios.
Gifted Hands: The Ben Carson Story (en español: Manos Milagrosas), Zondervan Publishing Co., 2009.
Take The Risk (en español: Toma el Riesgo), Zondervan Publishing Co., 2008.
The Big Picture (en español: Gran Panorama), Zondervan Publishing Co., 2000.
Think Big (en español Piensa en Grande), Zondervan Publishing Co., 1996.
Gifted Hands: The Ben Carson Story (en español: Manos Milagrosas), Review&Herald Pub. Assoc., 1990.

Carson en el Cine.

Gifted Hands: The Ben Carson Story: Telefilm estrenado el 7 de enero de 2009 basada en el libro homónimo; con Cuba Gooding Jr. (Ben Carson), Kimberly Elise (Sonya Carson) y Aunjanue Ellis (Candy Carson); dirigida por Thomas Carter, producida por Lomas Carter y distribuida por TNT.
Stuck on You: Comedia dirigida por Peter y Bobby Farrelly que trata sobre la separación de un par de gemelos siameses unidos en el hígado donde el Dr. Carson actúa como él mismo. El resto de la familia también aparece en la película: Candy es una enfermera y sus hijos son extras jugando en la sala de espera.

 (Extraído de: es.wikipedia.org/wiki/Ben_Carson)


Me pareció importante mostrar aquí la Biografía del Dr. Ben Carson al que hace referencia el Dr. Mario Alonso Puig en el Vídeo de la Entrevista realizada en el Programa "Últimas Preguntas", que aparece en este Blog en la Entrada del 22 de Noviembre.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Los acuerdos fortalecedores - por Natalia Trenchi

No me cansaré nunca de decir que el objetivo principal de poner límites a nuestros niños no es que se “porten bien” sino que aprendan a pensar y actuar por sí mismos. Lo que queremos criar no son “robotitos bien portados” sino seres pensantes que sepan administrar sus emociones y sus impulsos, que sepan pensar antes de actuar y que tengan criterios éticos para regularse a sí mismos.

Nada de esto se consigue sin trabajo sostenido de crianza por parte de padres comprometidos, pacientes y creativos. ¿Dicen que pido mucho? Para nada. Confío en las madres y padres uruguayos (sobre todo los que leen este tipo de artículos!).

Una de las tantas habilidades que tenemos que desplegar si queremos salirnos del modelo autoritario de las órdenes irrestrictas es la de saber negociar. Los acuerdos tienen como objetivo no sólo conseguir que hagan determinadas cosas que tienen que hacer, sino que aprendan el arte de la negociación, que fortalezcan la responsabilidad y valoren la palabra como un compromiso. Negociar es ser capaces de flexibilizar posiciones y quien hace eso, flexibiliza nada menos que su pensamiento.
Hay diferentes tipos de acuerdos. Algunos se plantean como condición para hacer algo puntual. Por ejemplo: “Podemos ir al parque pero tenemos que llegar a casa a tiempo para que yo prepare la cena, así que podemos quedarnos hasta las 18 y no más. ¿Vamos?”.
Otras veces el acuerdo es más duradero ya que implica actividades que hay que hacer todos los días. Por ejemplo, el horario para hacer la tarea escolar o bañarse. Lo que se acuerda en estos casos es un aspecto parcial (el horario u otras condiciones), pero no se discute que la tarea haya que ser realizada.

A diferentes edades, diferentes acuerdos. Si nuestro hijo de tres años se resiste a juntar los juguetes, un buen trato puede ser ayudarlo levantando uno él y otro nosotros y así hasta terminar. Así descubrirá, entre otras cosas, que hacerlo no fue espantoso y que somos buenos compañeros de aprendizaje y no solo unos “jefes rezongones”.

Si quien no quiere ir a ordenar el cuarto tiene 10 años, el trato puede involucrar que elija el mejor momento para hacerlo, dentro de límites razonables, sin lo cual no podrá acceder a ningún privilegio.

Para hacer acuerdos hay que estar tranquilos. Cuando uno está enojado las habilidades de negociación se debilitan peligrosamente, así que primero recuperen la calma y después hagan el planteo.

Ya que en todo conflicto hay por lo menos dos lados de la historia, empiecen por poner en palabras las diferentes posiciones de modo de dejar todo bien claro. “Esta es la situación:  yo quisiera que te bañaras apenas llegas del cole y tu no. Podemos pensar en un acuerdo. ¿A qué hora te parecería mejor?”.

El planteo debe indicar desde el principio que es una propuesta de acuerdo, no una discusión. Por eso, importa cuidar no solo las palabras sino el tono y la actitud general. Necesitamos acercarnos, no imponernos.

Recuerden también que acercar posiciones no es aceptar lo que nos parece mal sino flexibilizar la salida pero no a cualquier precio.

Siempre que sea posible, denle participación a los niños en la solución de situaciones. Den menos órdenes y ayúdenlos a pensar más por sí mismos. "Durante la semana tenés deberes todos los días. ¿En qué horario te parece mejor hacerlos?”.

Algunas veces, los acuerdos deben ser por escrito lo que evita olvidos y malos entendidos. El contrato puede ser puesto en algún lugar estratégico a modo de recordador como por ejemplo una nota pegada en el monitor de la computadora con las condiciones para su uso.

Es imperioso mantener siempre la palabra en un acuerdo. Puede que llegado el día acordado para ir al parque a jugar a la pelota no tengamos ganas o nos venga mal. Si el niño cumplió con su parte del acuerdo, nosotros debemos cumplir con la nuestra a rajatablas si lo que queremos trasmitirle es el valor de la palabra empeñada.

Siendo como son de útiles y fortalecedores, los acuerdos también pueden tener sus peligros. Presten atención a esto:

- No les hagan creer que todo puede y debe ser acordado: hay situaciones y comportamientos negociables y otros que no lo son y tenemos que ser claros y consistentes al respecto. Así como es saludable que aprendan a negociar, también lo es el que aprendan que hay reglas y normas que hay que acatar, nos guste o no nos guste.

- Que no crean que sólo deben hacer caso cuando están de acuerdo: si planteamos un acuerdo y el mismo no se consigue, es la opinión del padre o madre la que debe primar.

- Nunca ofrezcan opciones que no son posibles: solo planteamos un acuerdo si de verdad la negociación es posible y estamos dispuestos a embarcarnos honestamente en una solución de consenso. Si no hay salida posible, no finjamos que si la hay.

- Nunca hagan abuso de poder: obviamente los adultos tenemos más experiencia y poder que los niños. Esta supuesta superioridad nunca debe ser utilizada en contra de los intereses del niño, ni para humillarlo ni hacerlo sentir débil. Una cosa es la autoridad y otra el abuso de poder. Que sepamos más debe estar al servicio de darles el mejor ejemplo posible de cómo se tratan las personas que se quieren y se valoran.

Extraído de: www.mujermujer.com.uy

Reflexión del día: con William Shakespeare